Vinculación científico -industrial
Dra. Alejandra Giménez en laboratorio
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Desde la Universidad Nacional
de Jujuy, informaron sobre la distinción otorgada a la Dra. Alejandra
Giménez, del Centro de Investigaciones en Tecnología Alimentaria de la Facultad de Ingeniería de
la UNJu, quien recibirá
65 mil pesos por el desarrollo de fideos sin gluten mejorados nutricionalmente
y elaborados con harinas regionales de Jujuy.
El Premio Saporiti-CONICET busca fomentar la innovación, la investigación y
el desarrollo tecnológico en el área de la Ciencia y Tecnología de Alimentos, para lograr
una mayor productividad y competitividad en esta industria. Con un trabajo que
aporta al mejoramiento de las condiciones de vida y situación social de las
comunidades, esta becaria posdoctoral del CONICET y especializada en el diseño
de alimentos fortificados y enriquecidos, fue premiada por decisión unánime del
jurado.
La Dra. Giménez recibirá la suma de 65 mil pesos aportados por Saporiti en la primera edición del premio que fue instituido con motivo de cumplirse el 85º aniversario de esta empresa de origen nacional, y que tiene un marcado compromiso con el desarrollo científico y tecnológico en el país.
La investigadora forma parte del Centro de Investigaciones en Tecnología
Alimentaria de la Facultad
de Ingeniería de la UNJu,
es licenciada en Tecnología en Alimentos y tiene un doctorado regional, con
beca del CONICET, en Alimentos con orientación en Ciencias, que abarcó las
Universidades Nacionales de Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Tucumán.
Actualmente es becaria post doctoral del CONICET. Especializada en el diseño de
alimentos fortificados y enriquecidos, siempre trabajó con harinas de interés
para la región como de habas, quinoa, kiwicha y de diferentes variedades
de maíces andinos. Forma parte del grupo de investigación de la Cátedra de Agroindustrias
que funciona en el Centro de Investigación en Tecnología de los Alimentos de la UNJu.
“Este grupo realiza desde hace 14
años y de manera continua investigaciones y trabajos de campo sobre nutrición y
producción de alimentos en la zona de la Quebrada y Puna de Jujuy”, cuenta la doctora.
“Se trata de una organización autogestionaria integrada por 156 pequeños productores de la Quebrada de Humahuaca, en su mayoría pertenecientes a los pueblos originarios de esta región. Su objetivo es elevar el nivel de vida de sus socios a partir de tareas de producción, elaboración de alimentos, comercialización, financiamiento, formación, comunicación y cultura. En definitiva, a partir de la promoción de la dignidad humana”, enfatiza la becaria.
El diseño, construcción, instalación y puesta en marcha del sistema productivo se logró mediante un trabajo colaborativo entre la cooperativa y la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la UNJu. Giménez cuenta que en el desarrollo del proyecto se contactó al grupo de investigación dirigido por el Ing. Rolando González de la UNL porque “este grupo de investigadores tiene una vasta experiencia en el manejo y diseño de extrusores, que es la máquina con la cual se elaboran estos fideos”. Y ahí fue que Cauqueva firmó un convenio para que ellos diseñen el equipo extrusor y luego capaciten a los socios de Cauqueva en el armado y manejo del equipo.
Actualmente la cooperativa está realizando la producción de fideos e inició su inscripción en el organismo provincial Superior Unidad Bromatológica (SUNIBROM). Se ha iniciado la presentación de estos productos en ferias gourmet y de comercio en diferentes provincias de nuestro país.
La doctora explica que con estos productos además se realiza un aporte de nuevos alimentos a un mercado de productos especiales, como el de la población celíaca.
La demanda de cultivos andinos de la Quebrada y Puna de Jujuy, como maíces, papas, ocas, yacón, quínoa, amaranto y haba, ha aumentado en los últimos años a raíz de la declaración de la Quebrada de Humahuaca como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Por último, Giménez concluye que:- “se ha logrado desarrollar un producto alimenticio con alto potencial de venta en forma conjunta: productores rurales – universidad, lo que muestra la factibilidad de interacción entre las instituciones participantes fortaleciendo capacidades y compensando debilidades individuales”. Y destaca que “se está logrando un impacto directo sobre la situación socioeconómica de las familias productoras-”.
“Se trata de una organización autogestionaria integrada por 156 pequeños productores de la Quebrada de Humahuaca, en su mayoría pertenecientes a los pueblos originarios de esta región. Su objetivo es elevar el nivel de vida de sus socios a partir de tareas de producción, elaboración de alimentos, comercialización, financiamiento, formación, comunicación y cultura. En definitiva, a partir de la promoción de la dignidad humana”, enfatiza la becaria.
El diseño, construcción, instalación y puesta en marcha del sistema productivo se logró mediante un trabajo colaborativo entre la cooperativa y la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la UNJu. Giménez cuenta que en el desarrollo del proyecto se contactó al grupo de investigación dirigido por el Ing. Rolando González de la UNL porque “este grupo de investigadores tiene una vasta experiencia en el manejo y diseño de extrusores, que es la máquina con la cual se elaboran estos fideos”. Y ahí fue que Cauqueva firmó un convenio para que ellos diseñen el equipo extrusor y luego capaciten a los socios de Cauqueva en el armado y manejo del equipo.
Actualmente la cooperativa está realizando la producción de fideos e inició su inscripción en el organismo provincial Superior Unidad Bromatológica (SUNIBROM). Se ha iniciado la presentación de estos productos en ferias gourmet y de comercio en diferentes provincias de nuestro país.
La doctora explica que con estos productos además se realiza un aporte de nuevos alimentos a un mercado de productos especiales, como el de la población celíaca.
La demanda de cultivos andinos de la Quebrada y Puna de Jujuy, como maíces, papas, ocas, yacón, quínoa, amaranto y haba, ha aumentado en los últimos años a raíz de la declaración de la Quebrada de Humahuaca como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Por último, Giménez concluye que:- “se ha logrado desarrollar un producto alimenticio con alto potencial de venta en forma conjunta: productores rurales – universidad, lo que muestra la factibilidad de interacción entre las instituciones participantes fortaleciendo capacidades y compensando debilidades individuales”. Y destaca que “se está logrando un impacto directo sobre la situación socioeconómica de las familias productoras-”.
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