Por el Dr.Enrique Normando Cruz, docente de la UNJu
Portada del libro presentado por el Dr. Cruz, docente de la UNJu |
En el breve ciclo de motines urbanos de la ciudad de La Paz entre 1782 y 1785, los
soldados del regimiento de Saboya que habían concurrido a ella como parte de la
respuesta Real a la rebelión tupacatarista y tupamarista Altoperuana, son
reconocidos en el contexto del conflicto social, y de manera despectiva, como
“blanquillos”. Un término que de manera
acelerada empieza a usarse, junto al de “chapetón”, cada vez que hay que
referirse a los españoles peninsulares en las ciudades Indianas.
Este grupo social, que luego se conocerá en el contexto de las guerras
de la Independencia
como “peninsulares” y “godos”, parece que se constituyeron en un foco de
tensión social, a partir de las prerrogativas que tenían ante la justicia
capitular, cuando por ejemplo, eran castigados solo con el destierro, multas en
dinero, y restricción de concurrencia en el casco urbano, por delitos como la
portación de armas, el vagabundeo y la ociosidad. Conductas que a las castas de
negros y mulatos, indígenas y naturales, les solían traer aparejadas azotes, marcas
en la piel con hierro ardiente, y destierro a los fuertes encadenados.
En la ciudad de Jujuy, las diferencias sociales entre criollos y
peninsulares se resolvían públicamente, como puede apreciarse en la gresca
acaecida en las calles del casco urbano a fines del siglo XVIII, cuando como
consecuencia del transitar altivo de un par de “chapetones” en camino hacia la
ciudad de Potosí, se desarrolla una pelea que provoca que las autoridades del
cabildos destierre de la ciudad a todos los participantes.Y
un ejemplo concreto del trato diferencial de la justicia local de Jujuy, puede
apreciarse en la liberación sin castigo alguno del español Francisco Ortega, que
agrede con una escopeta a un soldado mestizo que lo ataca con un puñal, y que
como consecuencia de las heridas terminando falleciendo.
Volviendo a
los motines urbanos ya mencionados acaecidos en la ciudad de la Paz, el autor se pregunta si
“¿podía ser la ciudad concebida como una sociedad hidalga dividida en sectores
hispanos y no hispanos, o debía serlo como una sociedad colonial, carente de
derechos políticos propios y, por lo tanto, escindida en población local y
colonos europeos?En el caso paceño, la
respuesta por la segunda opción de la pregunta, explica los motines, y de paso,
explicaría también que se iniciara en esta región la revolución independentista
de 1809.
En el caso
de Jujuy, no es tan radical la respuesta. Si bien los indígenas y la “gente
baja” de la frontera del Chaco de Jujuy, que se rebelan contra los hispanos de
los fuertes y de la ciudad de Jujuy, argumentan que se habían levantado porque
tenían conocimiento que los “blanquillos” estaban matando a los indios en la
ciudad, y que como ya tenían Rey Inca no debían mantener su fidelidad al Rey
español. Y
los dos casos de desórdenes mencionados tienen en la actitud altiva de los “chapetones”
una de sus causas, estos datos no son suficientes para plantear la idea de un
sentimiento, ni de actitudes de resentimiento, rencor y malestar para con los
peninsulares que vivían en Jujuy en el periodo de la Intendencia de Salta
del Tucumán.
Además, por
las características de la estructura social de Jujuy, integrada en su mayoría
por indios, un cuarto de la población negros y sus castas, y una pequeña
cantidad de hispanos. Los
peninsulares serán más que bienvenidos a la hora de “blanquear” las familias, y
sumar, potenciales socios comerciales, con vínculos mercantiles en las ciudades
vecinas de Salta, Córdoba, Potosí y Buenos Aires. Claro que no se tratara en el
caso local, de pretender alcanzar una “pardocracia” como la Caraqueña,sino de una aceptación consensuada de la importancia, capital en contactos
comerciales, y mayor status social de los peninsulares.
Una realidad social de Jujuy en los años de la Intendencia, que parece
no concordar con el panorama de un “aborrecimiento creciente contra los peninsulares, un
sentimiento que se encontraría demasiado difundido, alcanzando niveles
demasiados bajos dentro de la sociedad, generado, entre otras cosas por los
privilegios y por las escasez de oportunidades para mantenerse y avanzar en los
niveles medios y altos”.
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